jueves, 25 de febrero de 2016

LA RANA HERVIDA

La Rana Hervida

Dice Peter Senge en La quinta disciplina que si ponemos una rana en agua hirviendo,
inmediatamente intenta salir. Pero si la ponemos en agua a temperatura ambiente, digamos 21 grados,
la rana no hace nada e incluso parece pasarlo bien. A medida que la temperatura aumenta, la rana
está cada vez más aturdida y finalmente muere a pesar de que nada le impide salir del agua. ¿Por
qué? Porque su aparato interno para detectar amenazas a la supervivencia está preparado para
cambios repentinos en su medio, pero no para cambios lentos y graduales.

El concepto de modelos mentales se remonta a la antigüedad, pero la frase la acuñó el psicólogo
escocés Kenneth Craik en los años cuarenta. Según este y otros autores, los cambios a corto plazo de
los modelos mentales rutinarios y diarios se acumulan a lo largo del tiempo y se convierten en
cambios en las creencias a largo plazo que están profundamente arraigadas.
Este mismo fenómeno suele ser frecuente en las empresas: disminuciones graduales de cuotas de
mercado; menores tasas de productividad que, a corto plazo, inciden escasamente en los resultados;
un creciente descontento en la plantilla, que se achaca a acontecimientos recientes sin analizar si se
debe a actuaciones concretas y limitadas en el tiempo o a situaciones estructurales; y así podríamos
pasar por todas las funciones empresariales.
Añade Senge que aprender de la experiencia puede ser una ilusión porque a veces no percibimos
las consecuencias de nuestros actos, que transcienden el horizonte de aprendizaje y que afectan a
todo el sistema empresarial y duran años e incluso décadas.
El pensamiento sistémico, la percepción del todo estructural y no sólo del acontecimiento parcial,
pretende —y lo consigue— ayudar al enfoque estratégico a medio y largo plazo, en lugar de
contentarse con la resolución de problemas —táctica— en el corto plazo. También podríamos
expresar este antagonismo en términos de controlar los resultados controlando los recursos, frente a
la posición que renuncia al control de los recursos para lograr un control más eficaz de los
resultados.
Utilizando una expresión de Peter Drucker, gestionar consiste en hacer correctamente las cosas,
mientras que liderar es hacer las cosas correctas.

Los cambios repentinos nos despiertan, nos mantienen atentos, las sorpresas, las cosas y situaciones que nos destruyen, son las que nos hacen crecer, o al menos nos presentan un desafío que en con las acciones y actitudes adecuadas nos permiten crecer.
La otra cara de la moneda es la rutina, la rutina nos ¨duerme¨, nos hace pensar, como el agua a temperatura ambiente con el sapo, que todo esta bien, que en situaciones similares y rutinarias no se esconde ningún peligro, pero desde mi punto de vista, se esconde el mayor de los peligros, el de la complacencia, el de no salir de la zona de confort, no enfrentar los desafios que se presentan ¨porque esta todo bajo control¨, que no se nos caliente el agua tan gradualmente que no nos permita ver el tremendo peligro que se esconde detrás, el de darnos cuenta, cuando ya todo terminó, cuando ¨el agua esta hirviendo¨, que la vida se nos paso sin alimentar al alma.

Andrés Acosta.