martes, 8 de agosto de 2017

Entendiendo las experiencias subjetivas de los animales.

Ser vegetariano – Entendiendo las experiencias subjetivas de los animales.
Sin ninguna duda, el humano tiene una increíble capacidad para tener doble moral y para ignorar la realidad que no le conviene ver, por una parte es culpa de la ignorancia, desconocemos cómo afectan nuestras acciones en el entorno, por otra de la evolución, nuestra mente no está preparada para cuestionarse constantemente cosas, tenemos que forzarla, nuestra mente ama ahorrar energía, por lo que cuanto más coherencia tenga el mundo externo con sus creencias, menor energía gasto tratando de entenderlo. En un mundo evolutivo, dudar era morir, simple. Cuando hablo de doble moral, hablo de que uno dice ser ético, caritativo, empático, cariñoso, etc. Pero solo con las personas y los animales que yo quiero, cuando se trata de mi consumo y de mi nutrición, incluso siendo un lujo extremadamente innecesario, ignoro que los animales tienen realidades subjetivas exactamente iguales a las nuestras, en este blog argumento cómo se sienten ellos en nuestras granjas industriales y por qué se sienten así.  
¿Cómo calificaríamos el éxito de una especie? Es muy común observar que si le preguntamos esto a una persona, la respuesta inmediata es por su capacidad de reproducirse, por evitar la extinción. Sin embargo, el éxito colectivo de las vacas o de los pollos, no significa que sean más exitosos que los 10 rinocerontes que viven en estado salvaje, su éxito colectivo fue pagado a un precio individual sin precedentes.
El mundo animal sin ninguna duda, ha conocido altísimos niveles de dolor y miseria por millones de años, la naturaleza es salvaje, sin embargo, la revolución de la agricultura, generó nuevos tipos de sufrimiento que con el tiempo solo empeoraron. Para el observador casual, los animales domesticados, parecen estar mucho mejor que sus ancestros salvajes, los cerdos salvajes, pasaban su tiempo buscando, comida, agua y protección, y estaban constantemente amenazados por depredadores, parásitos y enfermedades, los animales domesticados, disfrutan comida, agua y protección, no se tienen que preocupar de depredadores y tienen vacunas para cada tipo de enfermedad, pero, ¿Eso hace su destino mejor que la de un cerdo salvaje? ¿Es mejor ser devorado por un león que ser decapitado por un hombre?
En realidad, lo que hace el destino de los animales domesticados particularmente duro no es solo la forma en la que mueren, sino por sobre todo, la forma en la que viven.
Solo dos condiciones se han tomado en cuenta en la vida de los animales de granja, el deseo de los humanos, y las necesidades de los animales, los humanos crían cerdos en orden de obtener carne (deseo del humano), pero si quieren asegurar una provisión constante de carnes deberían cuidar de alimentarlos, reproducirlos y cuidarlos en contra de enfermedades (necesidades de los animales). Teóricamente esto debería haber protegido a los animales de condiciones extremas de crueldad, si un granjero no cuida bien de sus cerdos, morirían rápidamente y no se cumplirían sus deseos, desafortunadamente, los humanos pueden causar enormes cantidades de sufrimiento a los animales, asegurando de igual manera su supervivencia y reproducción.
El origen del problema, es que los animales domesticados, heredaron de sus ancestros salvajes, muchas necesidades físicas, emocionales y sociales que son irrelevantes en las granjas. La principal enseñanza de la psicología evolutiva es precisamente esta, sin importar la realidad externa en la que existimos hoy, es comprobadamente cierto que todos los instintos, impulsos y emociones, evolucionaron en orden de cumplir con las presiones evolutivas de supervivencia y reproducción de un entorno especifico, sin embargo, si estás presiones desaparecen, los instintos, impulsos y emociones que las formaron, no desaparecen con ella, al menos no inmediatamente, incluso si no son útiles para la supervivencia y reproducción, estos instintos, continúan moldeando la experiencia subjetiva del animal y no experimentarla les provoca enormes cantidades de sufrimiento, angustia y estrés. ¿Por qué los humanos modernos aman tanto el dulce?, no porque en el siglo 21, debemos ahogarnos en helados y chocolate en orden de sobrevivir, es porque, cuando nuestros ancestros se cruzaban con frutas dulces o miel, lo más sensato era comer lo máximo que podían en el menor tiempo posible. ¿Por qué los hombres jóvenes manejan irresponsablemente, se envuelven en peleas violentas, y juegan competitivamente un juego irrelevante? Porque están siguiendo rasgos genéticos heredados que podrían ser inútiles e incluso improductivos hoy, pero que tenía sentido evolutivo 70.000 años atrás. Un joven cazador que arriesgaba su vida, persiguiendo a un mamut, destruía a todos sus competidores y se ganaba la mano de la mujer más linda de la aldea, y ahora estamos atascados con sus genes de  ¨macho¨.
Exactamente la misma lógica evolutiva, da forma a la vida de cerdos, vacas y pollos en las granjas controladas por los humanos.
En un ambiente primitivo, los ancestros de estos animales, necesitaban cubrir grandes cantidades de territorio, familiarizarse con su ambiente, y estar atentos a trampas y depredadores, también necesitaban comunicarse y cooperar con sus compañeros, formando complejos grupos sociales dominados por viejos y experimentados cerdos, las presiones evolutivas, consecuentemente hicieron a los cerdos salvajes, animales altamente inteligentes socialmente, caracterizados por una viva curiosidad, y grandes impulsos para socializar, jugar, preguntarse y explorar sus alrededores, un animal indiferente a su ambiente y a sus grupos sociales, jamás sobreviviría ni se reproduciría, los descendientes de estos animales, los cerdos domesticados, heredaron su inteligencia, curiosidad y su inteligencia social, al igual que sus ancestros, estos se comunican utilizando una rica variedad de señales, la madre reconoce el sonido único de sus crías, incluso en experimentos realizados, la inteligencia de un cerdo superaba a la de un mono. Hoy en día en las granjas industriales, están encerrados por sus amos, en pequeñas jaulas de gestación, donde usualmente pueden moverse en un espacio de 2 metros por 60 cm, está rodeado de un piso de concreto y unas barras de metal que le impiden incluso darse vuelta, deben estar quietos y mirando fijo a un punto durante 3 meses y medio, luego de este tiempo, son movidos a unas jaulas un poco más grandes, donde dan a luz, y alimentan a sus crías. Naturalmente una cría debería mamar por 15-20 semanas, en las granjas industriales, maman entre 2-4 semanas, son separados de su madre, y los llevan para ser engordados y sacrificados. La madre es inmediatamente preñada nuevamente, y son enviadas a las jaulas de gestación para iniciar otro ciclo, lo típico es que esta madre pase por 5-10 de estos ciclos antes de ser sacrificada. Cientos de millones de cerdos, pasan sus vidas enteras en ambientes como este. Repetimos, su mundo interior subjetivo, siente enormes impulsos por comportarse como sus ancestros le dijeron que se deberían comportar, en teoría deberían socializar, explorar y recorrer grandes territorios.
¿Pueden dimensionar el daño que le causamos a animales que sienten exactamente lo que nosotros, nuestros perros y gatos sienten?, ¿Cómo podrían no cuestionar su ética al conocer esta realidad? Una vez más, somos morales, somos éticos, cuando nos conviene, y somos ignorantes de esta realidad cuando no. Esta es la realidad comprobada por la ciencia, ellos son como nosotros, porque evolucionaron en ambientes que les exigieron, tanto como a nosotros, a ser así. Trágicamente, la revolución de la agricultura, le dio al humano el poder de controlar la supervivencia y reproducción de los animales domesticados, mientras ignoraban sus necesidades subjetivas.
Para culminar, el que quiera ver la realidad, la va a ver, el que no, seguirá insistiendo que es un ser humano con principios, valores, ética y moral, sin saber que esto solo es así cuando le conviene, ¿Existe realmente una tragedia más grande que la que estamos cometiendo hace 12.000 años? ¿Podemos dimensionar el dolor que provocamos, el daño que causamos? Y si lo reconocemos ¿Cómo podemos seguir viviendo tan tranquilos, sin al menos sentir un poco de empatía? La respuesta es fácil, no nos conviene creer que es así, por eso lo ignoramos. Vean con otros ojos a los vegetarianos, realmente son personas que están haciendo un bien a los animales, y si no comparten, al menos preocúpense en entender por qué, toma 10 minutos y no hace nada mal.

Andrés. 

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