lunes, 4 de septiembre de 2017

ENTENDIENDO AL CEREBRO.

ILUSIONES DE VALIDEZ Y APTITUD

Todavía no soy capaz de escribir al nivel de estos grandes científicos, salvo las acotaciones y de realizar el esfuerzo de resumir lo que me parece más relevante e interesante, este contenido pertenece al mejor libro que leí en mi vida. Pensar rápido, pensar despacio, de Daniel Kanheman. Vale la pena leerlo.

·       El sistema 1 está hecho para saltar a conclusiones a partir de una evidencia escasa, y no para medir la distancia de sus saltos. El WYSIATI (What you see is all there is) hace que solo cuente la evidencia que se tiene. Y debido a la confianza que genera la coherencia, la confianza subjetiva que tenemos en nuestras opiniones refleja la coherencia de la historia que el sistema 1 y el sistema 2 han construido. La cantidad de evidencia y su cualidad no sirven de mucho, puesto que con una evidencia pobre se puede construir una buena historia. Para algunas de nuestras creencias más importantes no tenemos la menor evidencia fuera de que las personas a las que queremos y en las que confiamos mantengan esas creencias. Si tenemos en cuenta lo poco que sabemos, la confianza que tenemos en nuestras creencias resulta absurda, y esto es esencial.
La realidad es que difícilmente podamos prever cualquier cosa con seguridad desde una simple observación. Es muy común sacar conclusiones rápidas y encasillar a una persona o una situación dentro de nuestro parámetro mental, nos facilita la vida tener todo controlado, comprendido. La evidencia nos muestra que no podemos prever prácticamente nada, sin embargo, esto no evita que sigamos sintiendo y actuando como si cada una de nuestras predicciones fuera válida.  Lo mismo ocurre cuando tenemos ilusiones ópticas, por ejemplo cuando vemos que una línea es más larga que la otra, pero nos miden y demuestran con evidencias que es igual, seguimos viendo una más larga que la otra pero sabemos que son iguales, a nuestro cerebro le dificulta lidiar con un error suyo. A este fenómeno los psicólogos lo llaman la ilusión de validez y su conclusión más determinante es que nuestro conocimiento de esta ilusión no tenía NINGÚN efecto en nuestra confianza en relación con dichas ilusiones.
La confianza subjetiva en un juicio no es una evaluación razonada de la probabilidad de que tal juicio sea correcto. La confianza es un sentimiento que refleja la coherencia de la información y la facilidad cognitiva de su procesamiento. Las afirmaciones de confianza plena nos dicen ante todo que un individuo ha construido en su mente una historia coherente, no necesariamente que la historia sea verdadera.
Uno de los ejemplos más claros en la realidad es el juego de las inversiones en la bolsa. Los resultados se asemejaban a lo que se esperaría de un juego de dados, no de un juego de inteligencia. Si se examina a un fenómeno llamado la sagacidad financiera, observamos que no existe correlación entre los resultados obtenidos y la aptitud de la persona que los obtiene. Nadie en esta industria (como en muchos aspectos de la vida) parece ser consciente de la naturaleza del juego que sus inversores estaban jugando. Los propios asesores creían que eran profesionales competentes desempeñando una profesión seria, y eso creían también sus superiores. Recuerden la correlación es cero entre aptitudes y resultados, las firmas recompensan la suerte como si fuera una aptitud. Esto debería ser chocante para las firmas, pero no lo es. La ilusión de aptitud no es solo una aberración individual; está profundamente arraigada en la cultura industrial. Los hechos que desafían tales asunciones básicas – amenazando los medios de vida y la autoestima de las personas – simplemente no son asimilados.  La mente no los digiere.
¿Qué sustenta las ilusiones de aptitud y de validez?
Las ilusiones cognitivas pueden ser más tenaces que las ilusiones visuales. Sabemos que no podemos cambiarlo, pero si podemos desconfiar de nuestras impresiones. Podemos reconocer que la confianza es un sentimiento no una realidad.
Lo que realmente sustenta las ilusiones de validez y aptitud es una poderosa cultura profesional. Sabemos que las personas pueden mantener una fe inquebrantable en una afirmación, por absurda que sea, cuando se siente respaldadas por una comunidad de creyentes con su misma mentalidad.
Las Ilusiones de los entendidos
La idea de que el futuro es impredecible es debilitada por la facilidad con la que explicamos el pasado. Todo cobra sentido en retrospección, la ilusión de que entendemos el pasado fomenta el exceso de confianza en nuestra capacidad para predecir el futuro.
Creemos que somos capaces de explicar el pasado fijándonos en grandes movimientos sociales o en desarrollos culturales y tecnológicos, o bien en las intenciones y las capacidades de unos pocos grandes hombres. La idea de que los grandes acontecimientos históricos vienen determinados por la suerte nos resulta espantosa, aunque es demostrablemente verdadera. Pensemos por un momento en Hitler o Stalin, la probabilidad de que el ovulo al ser fertilizado fuera de una mujer es del 50%, y ser mujer en esa época definitivamente no hubiese sido la misma historia. Sin importar cuantas veces se demuestre el papel de la aleatoriedad y la suerte, recordemos, la ilusión de la predicción válida siempre permanecerá intacta.
Los que saben más predicen ligeramente mejor que los que saben menos. Pero los que más saben son a menudo menos de fiar. La razón es que la persona que adquiere más conocimiento desarrolla una ilusión de su aptitud algo mejorada, lo cual hace que tenga un exceso de confianza poco realista. Los expertos son después de todo seres humanos. Los deslumbra su propia brillantez y aborrecen estar equivocados.
La realidad emerge de las interacciones de muchos agentes y fuerzas diferentes, incluido el ciego azar, que con frecuencia genera procesos impredecibles de gran impacto.
La primera lección es que los errores de predicción son inevitables porque el mundo es impredecible. La segunda es que la excesiva confianza subjetiva no puede valer como indicador de acierto alguno (la confianza escasa puede tener más valor informativo).
Ejemplos hablando de la Aptitud Ilusoria.
·        Ella tiene una historia coherente que explica todo lo que conoce, y la coherencia la hace sentirse bien.
·        Tiene una teoría que lo explica todo, y esta teoría le crea una ilusión de que entiende el mundo. 

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